lunes, 12 de marzo de 2012

Raul Cuero

 Raul Cuero nació en el primer puerto colombiano en el Oceáno Pacíficio y en una de las regiones más pobres del país: Buenaventura. Todo cuánto esta región colombiana significa, de hermosos paisajes de selvas, playas agrestes y ríos de abundantes aguas, está expresado en el libro autobiográfico de este hombre de 1.95 metros de alto que fue reconocido como el mejor jugador en la Selección Nacional del Baloncesto en los años 70.
El doctor Cuero vino de una familia muy pobre, pero no optó por las selvas para sembrar la zozobra en su país, sino que decidió que podía salir adelante. Hoy es uno de los científicos más destacados del mundo y es otro de esos colombianos que no nos cansamos de mostrar con orgullo a donde quiera que vayamos. Su permanente interés en llegar a los niños y a los jóvenes, en promover la educación y sus permanentes visitas a su patria para enlazarla con las grandes corrientes científicas del mundo, demuestran que no es sólo un gran cerebro, sino antetodo un gran corazón.
Nació en Buenaventura en 1948 y como él mismo lo narra en su libro “Entre el triunfo y la supervivencia”, pudo resistir las epidemias maláricas que azotan a una región pobremente atendida. Su tenacidad en los estudios y la observación de la naturaleza, en realidad abundante en la región, le ayudaron a llegar a la Universidad del Valle en donde se destacó por sus estudios y estar siempre entre los primeros. Siendo el mejor jugador de baloncesto, fue también dedicado a su carrera de biología, cuando un visitante estadounidense quedó interesado porque el joven Cuero hizo crecer una planta parasitaria de manera extraordinaria. Esa planta le abrió las puertas de Estados Unidos, primero con una beca en el Colegio de Heiderlberg, Ohio, en donde terminó biología y después, aún becado, en Escocia, en la Universidad de Strathclyde en donde haría microbiología. Cuero empezaría así una brillante carrera de un ámplio reconocimiento en los más destacados círculos científicos del mundo, especialmente por parte de la NASA y de las universidades estadounidenses. Sus observaciones del suelo marciano y la elaboración de un material que asimilaba el 80% del suelo de Marte para utilizarlo en la limpieza de material radioactivo, como el dejado por el uranio, le ganaría especialmente un reconocimiento de primera por parte de la crítica científica. De él diría la revista Chron en mayo de 2007:
Por los pasados cuatro años, Raúl Cuero ha utilizado el suelo fabricado en la NASA para criar microorganismos en su laboratorio, mucho más de lo que otros 100 científicos han hecho en la nación — y otros siete en Texas — desde 1998.
Dentro del contexto del calentamiento global, los peligros de radiación atómica y las exploraciones interplanetarias que nos pondrán pronto a las puertas de Marte, las investigaciones de Cuero tienen un gran significado en la preservación de la vida en nuestro planeta en los próximos tiempos. Cuero lo explica de manera sencilla a los niños que encuentra en sus numeros viajes a Colombia o con niños de otros países,
Soy de los primeros que demuestro que el suelo de Marte tiene una gran importancia en la tierra para eliminar sustancias químico tóxicas y material radionuclear.
Así explicó a un grupo de niños en Manizales en donde creó el primer campamento científico infantil, según esta Bitacora de JW.
Pero lo de suelo marciano prefabricado que limpia residuos tóxicos y cuya patente fue comprada por la compañía química Vanson DuPont no es la única de las invenciones del doctor Cuervo: existe una larga lista de innovaciones todas dentro del campo de la microbiología y la genética vegetal al lado de una interminable lista de reconocimientos que van desde Colombia a Estados Unidos y a Inglaterra desde los años 70.

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